
Lo que parecía una oficina normal terminó siendo escenario de una historia tan insólita como aterradora. Un trabajador de un centro médico en Houston fue sentenciado a seis años de prisión tras descubrirse que orinaba deliberadamente en el dispensador de agua de la oficina… ¡y no solo eso!
La pesadilla comenzó cuando varias empleadas comenzaron a presentar síntomas extraños, que no cuadraban con ninguna infección común. Tras varios estudios, se determinó que padecían una enfermedad de transmisión sexual (ETS), algo que encendió las alarmas dentro del hospital.
Las investigaciones apuntaron directamente al sujeto, quien fue captado por cámaras de seguridad cometiendo el acto. Al realizarle pruebas, confirmaron que él era portador de la enfermedad, y que fue así como la transmitió al resto del personal.
El juez no dudó en calificar los hechos como una conducta “maliciosa y premeditada”, condenándolo a seis años tras las rejas.
Un caso que dejó claro que la realidad a veces supera cualquier guion.