
La actriz y cantante mexicana Gala Montes ha conmovido al público al hablar abiertamente del distanciamiento con su madre, Crista Montes, un tema que, en palabras de la propia artista, le sigue causando un profundo dolor.
Con apenas 24 años, Gala ha tomado una decisión firme: priorizar su salud mental y poner límites incluso en el núcleo familiar.
Durante entrevistas recientes, la también exintegrante de La Casa de los Famosos México reveló que el proceso de ruptura con su madre la llevó a una crisis emocional que requirió tratamiento terapéutico y uso de antidepresivos.
“Toqué fondo”, confesó. “Estuve con mucha ansiedad y depresión. Me tuve que levantar sola”.
Aunque algunos creían que la reconciliación era posible, sobre todo tras un reencuentro televisado durante la final del reality, Gala aclaró que no se trató de una verdadera reunión afectiva. “No nos reconciliamos. Ella es una persona muy tóxica en mi vida.
El contacto cero es lo mejor por ahora”, expresó, dejando claro que la decisión no fue tomada a la ligera.
Las declaraciones de Montes se tornaron aún más fuertes cuando denunció públicamente el abuso emocional, el control y la falta de autonomía que vivió por años. “No tenía acceso a nada. No tenía dinero, no podía opinar, no podía decidir”.
En una entrevista para el programa Hoy, incluso bromeó con ironía: “Ya córtenle el internet”, en referencia a las múltiples entrevistas que su madre ha ofrecido desde su distanciamiento.
A pesar del conflicto, Gala reconoció que aún siente amor por su madre, aunque lamenta la forma en que ella ha manejado la situación públicamente. “Me duele que me dejes, pero ya se me pasará”, expresó con sinceridad en uno de los momentos más emotivos de su testimonio.
Hoy, Gala Montes busca sanar, enfocarse en su carrera artística y mantener la estabilidad emocional que ha trabajado intensamente en los últimos meses.
Apoyada por su hermana, quien también funge como su representante, la joven actriz se muestra más firme que nunca en su deseo de romper con patrones tóxicos y reconstruirse desde el amor propio.
