
La historia de amor entre Roberto Gómez Bolaños, conocido mundialmente como Chespirito, y Florinda Meza, la recordada Doña Florinda, fue mucho más compleja, romántica y prolongada de lo que muestra la serie Sin querer queriendo.
En realidad, su relación se construyó con paciencia, detalles cotidianos y una buena dosis de obstáculos personales y profesionales.
🌹 Todo comenzó con flores (muchas flores)
Durante los primeros años de grabación de El Chavo del 8, Gómez Bolaños inició un cortejo muy a su estilo: con poemas, dibujos, canciones y flores diarias. A pesar de que Florinda tenía entonces otra pareja, el detalle constante fue dejando huella.
Ella misma ha contado que el día que Chespirito dejó de mandarle flores, sintió que algo no estaba bien, que el mundo se “desacomodó”.
💋 El beso que lo cambió todo
La historia cambió definitivamente el 12 de octubre de 1976, en una gira por Chile. Ahí, un beso selló lo que ya era evidente para ambos. Pocos meses después, Gómez Bolaños decidió separarse de su entonces esposa.
💔 Amores cruzados y tensiones en el elenco
Antes de su relación con Chespirito, Florinda Meza tuvo breves romances con Carlos Villagrán (Quico) y Enrique Segoviano (director del programa), lo que generó fricciones y rumores dentro del elenco. Muchos apuntan a estos conflictos como parte del motivo de la salida de algunos actores, como Villagrán y Ramón Valdés.
👶 Sin hijos, pero con amor firme
Aunque no tuvieron hijos, Florinda reveló que Chespirito se había hecho la vasectomía antes de conocerla, por lo que nunca estuvo en sus planes formar una familia en ese sentido.
💍 Una relación hasta el final
Tras 27 años de vida en pareja, finalmente se casaron en 2004. Permanecieron juntos hasta la muerte de Gómez Bolaños en 2014.

A pesar de los señalamientos de que ella “le quitó el marido a otra”, Meza sostiene que su amor fue genuino, y que la relación de Chespirito con su primera esposa ya estaba fracturada mucho antes.
❤️ Una historia más allá de los libretos
El romance entre Chespirito y Florinda Meza fue tan entrañable como complicado. Lejos de los enredos de la vecindad, su amor fue un proceso largo, lleno de ternura, decisiones difíciles y una lealtad que duró toda la vida.
En palabras de Doña Florinda:
“Yo no lo escogí, lo reconocí”.
