
Las líneas de producción se apagaron y el ruido de las máquinas quedó en pausa. La automotriz Stellantis, dueña de marcas como Jeep y Ram, anunció un paro temporal en sus plantas de Saltillo, Coahuila y Toluca, Estado de México, luego del nuevo paquetazo de aranceles lanzado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La decisión se tomó tras una caída en la demanda de vehículos y autopartes desde el país vecino. Aunque el ambiente entre los trabajadores está cargado de incertidumbre, la empresa aseguró que no habrá despidos, al menos por ahora. “Nuestra gente seguirá trabajando en tareas de mantenimiento y entrenamiento”, indicó Stellantis México en un comunicado.
En el norte del país, la planta de Van en Saltillo, donde se fabrican las Ram ProMaster, detuvo su producción desde el pasado 31 de marzo, y así seguirá hasta el 13 de abril. Por su parte, la planta de Toluca pondrá freno de mano a sus operaciones del 4 de abril al 4 de mayo.
Mientras tanto, del otro lado del río Bravo, las cosas tampoco pintan mejor: Stellantis despedirá temporalmente a 900 empleados en cinco instalaciones estadounidenses. Y en Canadá, la planta de Windsor, Ontario, también será cerrada durante dos semanas a partir del 7 de abril. El efecto dominó de los aranceles ya se siente en toda la región.
“Seguimos evaluando los efectos de los nuevos aranceles y colaborando con la administración estadounidense sobre estos cambios de política”, dijo la automotriz, que se encuentra en modo cautela.
Aunque no hay recortes inmediatos, los trabajadores mexicanos temen que el paro se alargue o se convierta en una medida permanente. Por ahora, las herramientas descansan, pero la preocupación no.